Notas que ha pasado el tiempo cuando ya no puedes nombrar a Santiago como un recién nacido, porque dices su nombre y levanta la cabeza. También lo notas cuando el cabello de Mara luce un año más largo, y al volver a la oficina de Seguro a renovar el contrato del carro te encuentras en la puerta con el mismo despeinado arbolito de Navidad.
Este es un año que puede medirse por la cantidad de dudas vividas sobre el futuro, por las peleas que nunca debieron suceder, por los errores que cometiste sin posibilidad de enmendarlos, por la cantidad de colores que ha llevado Diana en el cabello y la cantidad de veces que Luis se ha cortado la barba para dejarla otra vez crecer. Un año que ha pasado además sin abrazar a la familia, cada vez más lejana, cada vez más vieja, cada vez con menos necesidad de tu presencia, adaptándose a ser en sus nuevas formas.
Xalbador cobró su última beca como estudiante. Adriana es maestra de Yoga. Gabi no tiene dudas sobre las leyes del tránsito. Anuar se va. Imposible encontrar a Juan en el pasillo de la escuela. Helen tiene WhatsApp en su teléfono. Emiliano usa nuevos espejuelos. Josué dejó los lentes. Omar terminó la tesis. Alejandra adoptó un gato. Miriam ha dado dos recitales de poesía. Arlene tiene licencia de conducción y los bolsillos llenos siempre de chocolates. Todo —a saber en realidad por qué— son medidas del paso del tiempo, medidas del discurrir de un año extenuante, que me lanza a la orilla del próximo sin nada (de)terminado en realidad.
Dicen —ya sé— que el futuro no existe, que es hoy, que el tiempo en realidad no es condición de la materia sino de las ganas que uno le ponga a vivir. Pero ha pasado un año sin que pueda yo rozar el mar ni con un dedo del pie, y eso hace que note que hay medidas del tiempo más dolorosas que otras. Esta es la melancolía que aleja a los alegres de mí. La melancolía que acompaña mi 50 por ciento de predisposición genética a la felicidad. Esta es la melancolía que quizás nadie más que yo entiende. Mi melancolía, otra unidad de medida, otro listón para determinar los colores del año que se va.